Escribo recordando a los que entregaron su sangre por la Patria para rescatarla del caos y el desorden en que la habían sumido las hordas comunistas, a los que nos liberaron de funestas consecuencias que nadie quería, de aquella agresión que tanto daño causó y de la que aún persiste el odio que se engendró, y que sigue dispersándonos. Recordando a aquellos que evitaron que fuera destruido el Estado salvadoreño y sus libertades por parte de quienes, de forma irresponsable, solo miran un pasado que nos divide por la manera mentirosa en que se narra la historia. No hay justicia en una memoria manipulada por un poder del Estado. Hoy resulta que los agresores son ahora los héroes que merecen todo, y los soldados de la Fuerza Armada, los que defendieron nuestra forma de vida, los que no dejaron que nos robaran las libertades son ahora los agresores que no merecen nada, ni siquiera la consideración de la justicia. Son esos soldados a los que les debemos nuestra libertad, los olvidados. L...
Discutamos sobre la libertad individual y qué la amenaza.