Escribo recordando a los que entregaron su sangre por la Patria para rescatarla del caos y el desorden en que la habían sumido las hordas comunistas, a los que nos liberaron de funestas consecuencias que nadie quería, de aquella agresión que tanto daño causó y de la que aún persiste el odio que se engendró, y que sigue dispersándonos. Recordando a aquellos que evitaron que fuera destruido el Estado salvadoreño y sus libertades por parte de quienes, de forma irresponsable, solo miran un pasado que nos divide por la manera mentirosa en que se narra la historia.
No hay justicia en una memoria manipulada por un poder del Estado. Hoy resulta que los agresores son ahora los héroes que merecen todo, y los soldados de la Fuerza Armada, los que defendieron nuestra forma de vida, los que no dejaron que nos robaran las libertades son ahora los agresores que no merecen nada, ni siquiera la consideración de la justicia. Son esos soldados a los que les debemos nuestra libertad, los olvidados.
La Fuerza Armada es la reserva moral de la sociedad, la salvaguardia de lo permanente, incluyendo de nuestra historia reciente, pero ahora sus veteranos viven momentos límites, sumisos a una curiosa democracia que ellos mismos defendieron y recuperaron, esa es la razón por lo que la Fuerza Armada y sus veteranos deben demandar, requerir y exigir dignidad pública, la que ella dio al país y ahora se le niega.
A pesar de su comandancia, la justicia y sectores de la sociedad no quieran reconocerlo, hay una historia de la que nuestros soldados no se pueden desligar y que debe llenarlos de orgullo. Fueron quienes cuidaron y protegieron los destinos de nuestro país, de nuestros valores libres y eternos de individuos libre pensadores y portadores de un alma.
El último día de este mes, por primera vez celebraremos el día del Veterano de la Fuerza Armada, de aquellos oficiales, clases, filas, administrativos y de los servicios que pusieron en riesgo hasta su propia vida por defender al país, y este mismo mes la justicia castiga a quienes condena solo por haber sido soldados, pero que perdona invariablemente a los que combatieron para destruir nuestras libertades, hoy resulta que si se es un veterano guerrillero se tiene derecho a todo, de recibir dineros y asta salud en el Hospital Militar, pero los veteranos de la Fuerza Armada, carecende todo derecho, hasta de recibir salud de su Hospital Militar.
Por su parte, la Fuerza Armada vencedora y jamás vencida ahora parece una Fuerza Armada prudente y nunca valiente, con actitudes tibias y apoyos “relativos dentro de lo debido" y que permite se crucifiquen a sus veteranos. Parece que se olvidara que la Fuerza Armada nació con la República y que las páginas que ha escrito han sido siempre páginas de gloria. La República requiere de su fuerza Armada para sostenerse, y esta necesita de la república para existir, como dijo el General Manuel José Arce, su fundador, “El Ejército vivirá mientras viva la República”.
Necesitamos apoyar a nuestros veteranos para fortalecer a nuestra Fuerza Armada, cuidarlos, ayudarlos, ser solidarios con ellos, por eso tenemos la esperanza de ver en la sociedad una chispa de virilidad que les permita recuperar dignidad, debemos volver a preocuparnos por aquellos que ahora son entregados a manos de toda suerte de vejámenes por sus manifestaciones para pedir lo que se han ganado, el derecho de vivir dignamente en este país que han defendido.
No hay Fuerza Armada de ayer ni de hoy; es lo mismo, y en el anhelado reencuentro de la sociedad con su Fuerza Armada no se excluye a ninguno de sus integrantes, ni activos, ni en retiro, todos son parte viva y relevante de la Fuerzas Armadas. Pero por ahora, por azares del destino, gobierna la furia de un sector revanchista de la izquierda, en la que impera el odio y la venganza, pero que deberá tener presente que ante un peligro nacional, el país siempre se agrupará junto a su Fuerza Armada. Los que ahora tratan de degenerar a la Fuerza Armada no deben olvidar que ellos son quienes construyeron las calles y avenidas por donde ahora transitan los políticos con sus caravanas, y quienes construyeron la libertad y la democracia de la cual se vanaglorian. Es la Fuerza Armada quien ha dado un legado al país.
Lamentablemente en El Salvador a los patriotas solamente se les reconoce con el tiempo, porque la gratitud no es inmediata, pero los veteranos de la Fuerza Armada, en momentos que la Patria los está tratando injustamente, deben sentirse soldados con honor, que cumplieron con su deber incorporados al destino de una nación que les exigió, deben saber que no están solos.
Los veteranos de la Fuerza Armada deben saber que son respetados por sus verdaderos amigos en el recuerdo a esa historia exitosa de la que fueron arriesgados actores. Que deben mantenerse sin soberbia ni decaimiento, con el alma tranquila, y con la fuerza que reciben a cada instante de Dios.
Se puede ser valiente sin pertenecer a la Fuerza Armada, pero creo que no se puede pertenecer a la Fuerza Armada sin ser valiente.
No hay justicia en una memoria manipulada por un poder del Estado. Hoy resulta que los agresores son ahora los héroes que merecen todo, y los soldados de la Fuerza Armada, los que defendieron nuestra forma de vida, los que no dejaron que nos robaran las libertades son ahora los agresores que no merecen nada, ni siquiera la consideración de la justicia. Son esos soldados a los que les debemos nuestra libertad, los olvidados.
La Fuerza Armada es la reserva moral de la sociedad, la salvaguardia de lo permanente, incluyendo de nuestra historia reciente, pero ahora sus veteranos viven momentos límites, sumisos a una curiosa democracia que ellos mismos defendieron y recuperaron, esa es la razón por lo que la Fuerza Armada y sus veteranos deben demandar, requerir y exigir dignidad pública, la que ella dio al país y ahora se le niega.
A pesar de su comandancia, la justicia y sectores de la sociedad no quieran reconocerlo, hay una historia de la que nuestros soldados no se pueden desligar y que debe llenarlos de orgullo. Fueron quienes cuidaron y protegieron los destinos de nuestro país, de nuestros valores libres y eternos de individuos libre pensadores y portadores de un alma.
El último día de este mes, por primera vez celebraremos el día del Veterano de la Fuerza Armada, de aquellos oficiales, clases, filas, administrativos y de los servicios que pusieron en riesgo hasta su propia vida por defender al país, y este mismo mes la justicia castiga a quienes condena solo por haber sido soldados, pero que perdona invariablemente a los que combatieron para destruir nuestras libertades, hoy resulta que si se es un veterano guerrillero se tiene derecho a todo, de recibir dineros y asta salud en el Hospital Militar, pero los veteranos de la Fuerza Armada, carecende todo derecho, hasta de recibir salud de su Hospital Militar.
Por su parte, la Fuerza Armada vencedora y jamás vencida ahora parece una Fuerza Armada prudente y nunca valiente, con actitudes tibias y apoyos “relativos dentro de lo debido" y que permite se crucifiquen a sus veteranos. Parece que se olvidara que la Fuerza Armada nació con la República y que las páginas que ha escrito han sido siempre páginas de gloria. La República requiere de su fuerza Armada para sostenerse, y esta necesita de la república para existir, como dijo el General Manuel José Arce, su fundador, “El Ejército vivirá mientras viva la República”.
Necesitamos apoyar a nuestros veteranos para fortalecer a nuestra Fuerza Armada, cuidarlos, ayudarlos, ser solidarios con ellos, por eso tenemos la esperanza de ver en la sociedad una chispa de virilidad que les permita recuperar dignidad, debemos volver a preocuparnos por aquellos que ahora son entregados a manos de toda suerte de vejámenes por sus manifestaciones para pedir lo que se han ganado, el derecho de vivir dignamente en este país que han defendido.
No hay Fuerza Armada de ayer ni de hoy; es lo mismo, y en el anhelado reencuentro de la sociedad con su Fuerza Armada no se excluye a ninguno de sus integrantes, ni activos, ni en retiro, todos son parte viva y relevante de la Fuerzas Armadas. Pero por ahora, por azares del destino, gobierna la furia de un sector revanchista de la izquierda, en la que impera el odio y la venganza, pero que deberá tener presente que ante un peligro nacional, el país siempre se agrupará junto a su Fuerza Armada. Los que ahora tratan de degenerar a la Fuerza Armada no deben olvidar que ellos son quienes construyeron las calles y avenidas por donde ahora transitan los políticos con sus caravanas, y quienes construyeron la libertad y la democracia de la cual se vanaglorian. Es la Fuerza Armada quien ha dado un legado al país.
Lamentablemente en El Salvador a los patriotas solamente se les reconoce con el tiempo, porque la gratitud no es inmediata, pero los veteranos de la Fuerza Armada, en momentos que la Patria los está tratando injustamente, deben sentirse soldados con honor, que cumplieron con su deber incorporados al destino de una nación que les exigió, deben saber que no están solos.
Los veteranos de la Fuerza Armada deben saber que son respetados por sus verdaderos amigos en el recuerdo a esa historia exitosa de la que fueron arriesgados actores. Que deben mantenerse sin soberbia ni decaimiento, con el alma tranquila, y con la fuerza que reciben a cada instante de Dios.
Se puede ser valiente sin pertenecer a la Fuerza Armada, pero creo que no se puede pertenecer a la Fuerza Armada sin ser valiente.
Excelente reflexión de la realidad.
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