Maurice Joly escribió “Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”, libro que fue publicado en 1864 como una sátira del autoritarismo plebiscitario de Napoleón III, “ le petit”. Pareciera que la historia de El Salvador de los últimos dos años hubiera estado casi “proféticamente” descrita en el libro de Joly.
Dice el Maquiavelo de Joly: “… buscaré mi apoyo en el pueblo; este es el a, b, c de todo usurpador. Poco en verdad se preocupa el pueblo por vuestras ficciones legales, por vuestras garantías constitucionales. El usurpador de un Estado... está condenado a renovarlo todo, a disolver el Estado, …a transformar las costumbres. Tal es el fin, mas en los tiempos que corren sólo podemos tender a él por sendas oblicuas, por medios de rodeos, de combinaciones hábiles y, en lo posible, exentas de violencia. Por lo tanto, no destruiré directamente las instituciones, sino que les aplicaré, una a una, un golpe de gracia imperceptible que desquiciará su mecanismo. De este modo iré golpeando por turno la organización judicial, el sufragio, la prensa, la libertad individual, la enseñanza. Por sobre las leyes primitivas haré promulgar una nueva legislación la cual, sin derogar expresamente la antigua, en un principio la disfrazará, para luego, muy pronto, borrarla por completo.”
De esta manera Joly va exponiendo toda una serie de medidas que van transformando, subrepticiamente, una democracia en un régimen autoritario. Hay que destruir a los partidos políticos y, en general, las fuerzas colectivas. Debilitar la burguesía para evitar que surja “un número demasiado grande de fortunas independientes”. Maquiavelo agrega al respecto: “… es preciso lograr que en el Estado no haya más que proletarios, algunos millonarios y soldados.” Manipular la opinión pública es fundamental, por tanto el propio Estado debe transformarse en periodista, no debe cometer la estupidez de suprimir la libertad de prensa, sino dirigirla y controlarla a distancia, fomentando una sana costumbre a la autocensura a través de la intimidación.
El déspota “no debe temer hablar como demagogo, porque después de todo él es el pueblo, y debe tener sus mismas pasiones.” Hay que utilizar los controles fiscales para atemorizar a los adversarios…y acabar con la independencia del poder judicial. Rellenar el parlamento de diputados incondicionales y transformarlo en un órgano de homologación de la voluntad del ejecutivo. ¿Les parece familiar?
En los últimos dos años, los partidos políticos han sido destruidos, el PCN y el PDC, partidos históricos están condenados, ARENA, de 32 diputados pasó a 19, y sus tránsfugas se convirtieron en GANA, partido originado de la derecha política y ahora afín al actual gobierno de izquierda, con lo que se desnaturalizó a la Asamblea Legislativa, convirtiéndola simplemente en un “homologador” de la voluntad del Presidente y su partido. La Corte Suprema de Justicia, con o sin voluntad, ha sido utilizada para allanar la destrucción de instituciones, y así, rompieron con el sistema electoral del país, lo que ha permitido al partido en el gobierno comenzar a reformar el Código Electoral a su beneficio.
Ahora son dueños del Tribunal Supremo Electoral, tienen los votos para hacer lo que quieran; son dueños de la Corte de Cuentas, que al igual que el Ministerio de Hacienda hace con los empresarios, de amenazarlos para tratar de controlarlos, ellos lo harán con los ex funcionarios, actuales funcionarios y las municipalidades que no les sean afines.
En estos dos años también han mutado los medios de comunicación, los antes enemigos parece que ya lo son menos, presentan la imagen de opositores, pero avalan los programas que más le interesan al gobierno. Estos medios de comunicación son más útiles que aquellos que medran evidentemente en los apoyos directos al gobierno. Los medios verdaderamente independientes, se agobian porque cada vez es más difícil encontrar publicidad ni privada ni del gobierno.
El cesarismo o bonapartismo surge.
Progresivamente todo está quedando en sus manos, con la ayuda de quienes piensan antes que nada en sus bolsillos que en su país. Si revisamos la historia de otros países, la receta de Joly ha sido seguida en Venezuela, Ecuador, Argentina, Nicaragua y Bolivia, en otras palabras, esta es la “Revolución Bolivariana”, esto es el cambio que nos llevará al Socialismo del Siglo XXI si no hacemos algo para evitarlo, lo que cada día que pase, será más difícil.
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