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De Médicos Políticos, Políticos Médicos y Médicos Locos.


Siempre hay congestionamientos de tránsito, pero hoy es lunes, un día que, junto los viernes, se dan los peores congestionamientos de tránsito en San Salvador, particularmente. Por mi parte, ya estaba en casa buscando temas políticos por la red, y casualmente me encontré con uno sobre medicina, específicamente sobre la cirugía videolaparoscópica en tres dimensiones, y algo hizo click, nuevamente me hice la misma pregunta que me he hecho varias veces, ¿es posible enlazar la medicina con la política?
También me gusta leer, y uno de mis autores favoritos es Gabriel García Márquez, y quizá una de mis primeros llamados a la política la tuve cuando leí "El coronel no tiene quien le escriba", en la novela aparece un médico, y es un médico político por cierto subersivo. Él es quien le presta al Coronel un periódico censurado con el que se mantiene informado
Parece que los médicos que se meten en la política pasan por cuatro fases, no todos las completan, pero si lo logró el Che Guevara o el español Juan Negrín, español, Presidente de la II República en 1937. Se dice que esas fases son las de médico, médico-político, político-médico y político total. También hay otros que han hecho algunas incursiones en la política y  decepcionados, han retornado a la bata blanca. Hay también unos pocos que, aunque han logrado el título, nunca han sido médicos, han sido políticos.
Pero, regresando a la pregunta inicial, sobre si es posible enlazar la medicina con la política, veamos algunas similitudes. Un médico puede ser un buen consejero de tráfico, y los problemas del tráfico son problemas políticos, y si es un cirujano cardiovascular, los consejos serían mejores, esto por la gran similitud que tiene el tráfico con el sistema cardiovascular. Las grandes arterias y venas serían las grandes autopistas; las medianas arterias, las carreteras y los capilares, las estrechas vías y las calles, punto de destino los carros serían las células sanguíneas. Los congestionamientos de tráfico serían los trombos. Los accidentes vasculares equivaldrían a las carreteras interrumpidas. Las hemorragias, a salidas de la pista, y los bypas se corresponderían con las desviaciones obligadas para suplir las carreteras llenas de escombros.
Y si el problema más grave de la circulación sanguínea es la trombosis, el problema más grave del tránsito es el congestionamiento del tráfico. El aumento del tráfico, el crecimiento de la población y la limitación del espacio dificultan tanto la movilidad de las personas, que nos sentimos atrapados en una red de fibrina, como si se tratara de un gran coágulo. Además, padecemos plétora automovilística al comprarse más carros que los que se desechan, las carreteras son insuficientes y casi siempre están semi u obstruidas totalmente. En medicina, cuando una arteria se obstruye hay que desatascarla o implantar un bypas. Si esto no se soluciona pronto, entonces se produce el infarto, la muerte de la zona sin sangre. Los coágulos se inician cuando las plaquetas se agregan. Los congestionamientos se desencadenan cuando hay choques.
El cuerpo humano y el país padecen por igual sequías y anasarcas, escasez y abundancia, movilidades y quietudes, síncopes, colapsos, paros cardíacos y bloqueos. Antes, para proteger el corazón, que es lo mismo que la vida, si la sangre excedía a la capacidad de las arterias y venas, se recurría a la sangría. Hoy hay mejores y más cómodas medidas. Siguiendo las similitudes, para prevenir los coágulos se utilizan pequeñas dosis de Aspirina, para evitar los dolores de cabeza de los automovilistas también es bueno la Aspirina, pero en grandes dosis.
Si añadimos a estos problemas los casos de corrupción, estaríamos ante una gangrena, y aquí lo que hace falta es un cirujano general que corte por lo sano, pues la corrupción-gangrena, si no se extirpa de cuajo, se extiende a todo el cuerpo y lo mata.
Así como el problema del tráfico tiene relación con la medicina, podríamos hacer el ejercicio con otros problemas políticos y de salud, como el cáncer y el populismo; la miopía y los conservadores; la falta de crecimiento económico y la falta de crecimiento económico, la fiebre y el calentamiento global, etc, etc.
También existen los médicos que cuando escriben, siguen a Rabelais, escritor, médico y humanista francés, que publicó “Gargantúa y Pantagruel”, que intentó divertir con sus libros, porque el divertir es bueno para la salud, para evitar las trombosis y, sobre todo, para soportar los congestionamientos de tráfico de este país coagulado.
Ahora surge otra pregunta, ¿podemos enlazar la medicina, la política y el escribir?, no tengo la respuesta, pero, de lo que estoy seguro es que estaríamos ante un doctor loco.

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