La libertad fundamental es la libertad de creer, inmediatamente está la libertad de expresar lo que uno cree. Este es el fundamento que hace práctica la idea más revolucionaria, la de la libertad.
Como hombre pensante, como hombre libre, tengo derecho a creer en Dios, en mis semejantes, en principios y valores, y por supuesto, tengo derecho a expresarlo así. Tengo derecho a decir lo que creo y concomitantemente tengo derecho a respetar a mis semejantes. Si acuso a alguien debo tener pruebas, si no las tengo, entonces estoy creyendo en decires, no en verdades.
En este país se dice tanto de tantos que uno no sabe que es verdad y mentiras. Se dice que se es estafador, se dice que tiene preferencias sexuales x, se dice que se es un ladrón, se dice que... por eso es que los demás debemos utilizar nuestro buen criterio, e aquí el equilibrio.
Que la oposición diga que un candidato es estafador durante una campaña electoral, mi criterio me dice que no es verdad, sino una estrategia electoral. Si alguien me dice que x persona tiene preferencias sexuales contra natura, no me debe de importar porque sea verdad o mentira, las preferencias sexuales de la gente no le incumbe a los demás, es algo privado de las personas, y eso tampoco significa que esta persona sea mala o incapaz.
Por eso, cuando se dice algo de alguien, lo más conveniente es tener pruebas, la mejor son los hechos públicos; por ejemplo, decir que en el Gobierno de Mauricio Funes y el fmln se paga más por el gas, es cierto, hay pruebas, quitaron el subsidio. Decir que en este gobierno han aumentado los homicidios, es verdad, todos lo sabemos y lo podemos ver con las noticias y las estadísticas.
Pero al final de cuentas es que el que dice algo sin pruebas y al final resulta mentira, pierde la credibilidad de sus semejantes, ese es su peor castigo, pero imponer fronteras a la libertad de expresión es lo peor que se ha hecho, porque al final de cuentas, se castiga tanto al que miente como al que dice la verdad, porque hay algo que debe también decirse, que no haya pruebas tangibles de algo, tampoco significa que las cosas no sean verdaderas.
Como hombre pensante, como hombre libre, tengo derecho a creer en Dios, en mis semejantes, en principios y valores, y por supuesto, tengo derecho a expresarlo así. Tengo derecho a decir lo que creo y concomitantemente tengo derecho a respetar a mis semejantes. Si acuso a alguien debo tener pruebas, si no las tengo, entonces estoy creyendo en decires, no en verdades.
En este país se dice tanto de tantos que uno no sabe que es verdad y mentiras. Se dice que se es estafador, se dice que tiene preferencias sexuales x, se dice que se es un ladrón, se dice que... por eso es que los demás debemos utilizar nuestro buen criterio, e aquí el equilibrio.
Que la oposición diga que un candidato es estafador durante una campaña electoral, mi criterio me dice que no es verdad, sino una estrategia electoral. Si alguien me dice que x persona tiene preferencias sexuales contra natura, no me debe de importar porque sea verdad o mentira, las preferencias sexuales de la gente no le incumbe a los demás, es algo privado de las personas, y eso tampoco significa que esta persona sea mala o incapaz.
Por eso, cuando se dice algo de alguien, lo más conveniente es tener pruebas, la mejor son los hechos públicos; por ejemplo, decir que en el Gobierno de Mauricio Funes y el fmln se paga más por el gas, es cierto, hay pruebas, quitaron el subsidio. Decir que en este gobierno han aumentado los homicidios, es verdad, todos lo sabemos y lo podemos ver con las noticias y las estadísticas.
Pero al final de cuentas es que el que dice algo sin pruebas y al final resulta mentira, pierde la credibilidad de sus semejantes, ese es su peor castigo, pero imponer fronteras a la libertad de expresión es lo peor que se ha hecho, porque al final de cuentas, se castiga tanto al que miente como al que dice la verdad, porque hay algo que debe también decirse, que no haya pruebas tangibles de algo, tampoco significa que las cosas no sean verdaderas.
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