Desafortunadamente aún hay personas que no se documentan pero que se deciden a dar la cara, son las personas que creen, o al menos que nos quieren hacer creer “los cuentos de camino real”, repiten como si fueran ciertos al grado de que ellos mismos se los creen. Un ejemplo claro es la propaganda que hace el alcalde de Nuevo Cuscatlán pidiendo el voto para el Fmln.
En su mini discurso electoral Nayib Bukele, relata cuentos que no son ciertos y que no se deben tener por ciertos; él sabe que no hay fracaso más grande que el gobierno del Fmln pero insiste en decir lo contrario.
Bukele es un buen alcalde, tan buen alcalde como buen administrador lo es el hijo del dueño en una empresa; no le falta nada, tiene educación, viene del seno de una familia solidaria entre sí, un padre respetable, lo necesario para que pasara el resto de su vida sin trabajar. Si lo hace es porque toda su familia es trabajadora por excelencia.
Así es fácil hablar, así es fácil sentirse solidario, todo lo contrario de lo que ocurre con la inmensa mayoría de los alcaldes del país que son luchadores de a de veras.
Decir que son buenos gobernantes quienes no saben gobernar atenta contra la inteligencia, solo Dios sabe a dónde nos quieren llevar quienes piensan de esa manera.
Tampoco seamos absolutos, no culpemos solo a los demagogos de izquierda, también los hay de derecha, es esa clase política y que hemos padecido la culpable del desastre que padece ahora el país. Para hablar claro, es necesario dar la cara y enfrentarse a los hechos, hay políticos que solo le gusta ir “a la caza del contrario”, con la deplorable intención de arrebatarle el trono para sentar en él las posaderas.
El objetivo del fmln y Mauricio Funes no era hacer algo bueno por el país, era sacar a ARENA de Casa Presidencial, lo lograron, y una vez sentados en el ambicionado trono, no supieron que hacer.
El gobierno de Funes lo único que ha logrado es una “connivencia solapada” con políticos sin norte que se ha caracterizado por su habilidad en la compra de voluntades, todo para aplicar la terrible y real frase del Conde de Lampedusa, “cambiemos algo para que no cambie nada”, excepto las manos del poder y de los dineros del Estado. Entender esto es muy difícil debido a que genera un amargo sabor, porque se obliga a enfrentar una verdad fría, cruda y dura.
Veamos lo que ocurre ahora: El gobierno de Mauricio Funes, del fmln, del ALBA y de sus aliados, ha llevado al país a la mayor ruina económica, política y social de nuestra historia en tiempos de paz; casi han legalizado bandas de asesinos mediante la llamada “tregua” y ha tratado de entregar las más importantes instituciones del Estado, a quienes la destruirían a la vuelta de la esquina con el objeto de crear otras ad hoc a sus intereses.
En pocas palabras, este gobierno ha traicionado a todos los salvadoreños, y ahora se atreven a decir que, de ser nuevamente electos, se respetará la Constitución de la República, que saben cómo estimular la economía y disminuir el desempleo, es más, dicen que saben cómo estimular no solo el empleo, sino el empleo digno, y se llenan la boca hablando de sus logros en el área social, logros que no son más que compras de votos para la próxima elección.
Es que es un hecho que los izquierdistas de El Salvador, los del fmln y muchos de sus aliados por la panza, al contrario de los que hay en otras latitudes, están tan llenos de odio contra lo que llaman la derecha, que en su fanatismo ciego ignoran completamente el desastre económico y social al que nos han llevado sus dirigentes y por supuesto, como su única visión es la de odio contra sus adversarios, son incapaces de exigirles responsabilidad por ello.
Como resultado del fracaso del fmln, la migración de salvadoreños, hasta el 2009, era de unas tres de cada mil personas, esa enorme cantidad era la que que abandonaba el país, pero con este gobierno esa cifras se han triplicado, creando una situación inédita que condena a la mitad de nuestros jóvenes al ostracismo más absoluto o a la emigración, o lo que es peor, a buscar pertenecer a pandillas delincuenciales en las que crecen y se convierten en adultos que no tienen futuro, que no tienen otra forma de vida que el delito y que no quieren cambiar esta forma de vida.
Entonces, ¿por qué votar por los socialistas si votar por el fmln es votar por la ruina de la población y el país entero? Es necesario pensar la respuesta. Permitir que un partido socialista como el fmln gobierne cualquier nación termina llevándola a la ruina.
Este es un hecho inmutable. Sin la existencia del socialismo, del fmln, El Salvador habría progresado mucho, no se necesitaba de una agresión armada para que la democracia terminara ganando la partida, El Salvador sería hoy uno de los países más ricos de Centroamérica, y probablemente e infinitamente más culto e infinitamente más justo.
Han sido los líderes socialistas, los delincuentes terroristas comandantes de la agresión armada y los modernos delincuentes terroristas vestidos con trajes carísimos, como los dos comandantes ahora candidatos del fmln, los causantes de nuestra ruina, pero son sus votantes quienes han hecho posible el desastre, no pueden evadir su responsabilidad. Al menos durante la agresión armada, cuando no eran partido político, no había quien les brindara esa arma tan importante, tan potente y ahora, por ellos, tan peligrosa como el voto. Ahora sus votantes son tan culpables como ellos.
Los socialistas han hablado de los abusos de los empresarios y banqueros, ahora ellos se han convertido malamente en supuestos empresarios y supuestos banqueros, todo con la única preocupación de destruir los logros económicos de la derecha. Con el mito socialista de los programas sociales, del pan barato, están planteando al país un exceso de oferta que finalmente hundirán los precios y nos sumirá a todos en el hambre y la miseria, son leyes inexorables de la economía, pero ellos no lo pueden entender. Esto es lo que ha ocurrido en todos los países donde gente como el fmln ha llegado a gobernar, todo es cuestión de tiempo, y eso es lo que les dan sus votantes, tiempo.
Ahora vienen unas elecciones presidenciales y lo único que debemos hacer es ver cómo han dejado a El Salvador quienes la han gobernado el último lustro, y definitivamente, o hay que tener una infinita irresponsabilidad y por tanto, no importarnos lo que está ocurriendo, o ser de los cínicos a los que les importa un rábano todo lo que no sea cobrar sus suculentos estipendios para lograr un retiro más o menos principesco.
Pero,…es a nosotros, los que votamos, a los nos queda el elegir… Tenemos en nuestras manos corregir y retomar el camino correcto.
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