Ha pasado un mes de la primera instalación de esta
legislatura, y en doce días será un mes de la segunda instalación. El tema del
día son los asesores, pero nadie habla de la correlación de fuerzas y los retos
de la nueva legislatura.
En esta legislatura han surgido nuevos actores, actores
reciclados y una correlación de fuerzas distinta. El partido de gobierno y sus
aliados han perdido la mayoría calificada, ya no cuentan con 56 votos
automáticamente, e incluso puede tener problemas para lograr la mayoría simple.
Lo anterior significa que ha surgido en la Asamblea
Legislativa la necesidad de no hacer transacciones políticos, sino de iniciar convenios
políticos, en otras partes, terminar con los negocios e iniciar la negociación
de alto nivel.
Para que la Asamblea
Legislativa cumpla con sus obligaciones también es necesario que exista
funcionalidad de la competitividad entre los grupos legislativos.
Un importante reto para la nueva Asamblea Legislativa es el
lograr consensos a pesar de los grandes antagonismos existentes entre las
mayores fuerzas políticas, y de lo único que podemos estar seguros es que para
que el país camine hacia el desarrollo, que es el rumbo que se quiere para el
país, es necesario este consenso. En otras palabras, necesitamos flexibilizar
nuestras ideologías en función de la realidad, no podemos continuar forzando la
realidad a nuestra ideología y continuar viendo todo bien, cuando la realidad
nos dice que todo va mal.
En cualquier sistema democrático, sea parlamentario o
presidencialista, el espacio natural de expresión de las posturas partidarias
es el Congreso, la Asamblea Legislativa, y en los últimos tiempos se ha visto agravada
la pugna entre partidos y la disminución al mínimo de la posibilidad de
cooperación entre partidos. Esto no es lo más conveniente para que el país
camine al progreso.
Tendremos casi tres años sin elecciones, lo que debería
privilegiar los espacios para la colaboración y deberían ser momentos de
distensión que propicien la negociación entre las diversas posturas políticas.
El tiempo nos dirá qué es lo que va a ocurrir.
La nueva Asamblea Legislativa ha comenzado con pies de plomo,
ha comenzado sin lograr verdaderos consensos y estimulando egos, pero esperemos
que con paciencia y sabiduría se impulse la vía del consenso de la visión de lo
que es mejor para la población, que lo ocurrido únicamente sea una dosis de
aprendizaje y no una constante de conducta. Este es otro reto.
La Asamblea Legislativa no debe funcionar por simple
aritmética sino por la necesidad de armar mayorías multiparidistas para la toma
de todas y cada una de las decisiones de la Asamblea, esto es realmente gobernabilidad
y este es otro reto de la Asamblea.
Para lograr lo anterior es necesario crear y mantener
condiciones políticas adecuadas para que la legislación sea resultado de puntos
de convergencia entre los proyectos de nación de cada una de las fuerzas
políticas, de forma que las normas de nuestro orden jurídico se conviertan, cada
vez más, en un reflejo de los anhelos más sentidos de toda la sociedad, por
tanto, habrá que recorrer caminos políticos más complejos y vulnerables de los
que transitas aquellos gobiernos que cuentan con todas las mayorías.
Otro gran reto será convertir la actual situación de gobierno
en un gobierno de responsabilidades compartidas. Recordemos que el Legislativo
no sólo produce leyes y decretos; también vigila y fiscaliza la actuación del
Ejecutivo, representa a la ciudadanía y delibera sobre los grandes temas
nacionales. La Asamblea Legislativa no debe continuar siendo protector del mal
trabajo de los funcionarios públicos.
En resumen, la correlación de fuerzas de la Asamblea
Legislativa ha cambiado, al partido de gobierno le será menos fácil lograr
mayorías suficientes para lograr sus objetivos, esto no es imposible, pero
habrá que modificar la forma de cómo se han hecho las cosas hasta ahora, si no
se hace así, habrá conflictos, algunos, innecesarios.
Los retos son amplios pero muy claros: En primer lugar, se
deberán crear consensos. En segundo lugar, es conveniente generar cooperación
entre las fuerzas representadas en la Asamblea Legislativa. En tercer lugar,
generar un ambiente de distensión que propicie la negociación entre las
diversas posturas políticas.
Pero el reto fundamental es que se deberá definir qué es lo mejor
para la población.
Sobre la
calidad de los nuevos actores, únicamente el tiempo lo dirá, algunos ya están
destacando por sobre incluso actores con experiencia.
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