Según definición de la Real Academia de la Lengua Española, una utopía es un plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. El comunismo continúa siendo una utopía, esto es, algo que no puede ser realidad.
El socialismo, como es conocido, apunta a construir una sociedad “igualitaria” a partir de la erradicación del capitalismo, que se fundamenta en la propiedad privada, y la expansión de la propiedad colectiva de los medios de producción.
Para alcanzar el socialismo, quienes lo propugnan consideran necesario desarrollar lo que entienden como “autodeterminación popular”, bajo una modalidad que llaman “democracia socialista”, la que pretenden sea el nuevo sistema político.
El primer paso para lograrlo es sustraer los llamados derechos esenciales de la población como la educación, la salud, la alimentación, el ingreso básico, de las reglas del mercado. Esta es la manera que visualizan para mejorar el nivel de vida y reducir la desigualdad. Es por esto que escuchamos que “la salud no es una mercancía”, que “la educación debe ser gratuita”, que debe haber “soberanía alimentaria”, etc. En pocas palabras, surge el populismo de izquierda.
Quienes creen en esto olvidan que el mercado mismo surge como una institución útil para suplir las necesidades de las personas, puesto que nadie puede vender algo que la gente no necesite o no quiera.
Debido a que el desconocimiento del mercado fue uno de los factores que hizo fracasar al experimento soviético y a la Europa oriental, se les ha ocurrido que necesitan “socializar al proceso productivo”, esto es, tolerar a la empresa privada creando grupos “mixtos”, lo que ya ha sido propuesto en El Salvador, para que los que se consideran “representantes del pueblo” aprendan de la empresa privada la utilización de los recursos, el tiempo y las calificaciones necesarias para participar, deliberar y decidir los destinos de la sociedad. Una vez aprendido esto, la meta es destruir a la propiedad privada.
Esto es lo que consideran una expansión de la democracia en la economía, el Estado y la actividad pública, y al ocurrir esto, será innecesaria la rotación de funcionarios, lo que permite el sistema electoral. Lo anterior es porque visualizan a estos funcionarios como representantes de la clase dominante, por lo que deben ser sustituidos por los “representantes y exponentes del pueblo”. Esta sería la forma en que destruirían la separación existente entre la esfera política y las áreas económicas, que es lo que, según ellos, ha permitido a los capitalistas “dominar de manera velada”.
Para lograr todo lo anterior necesitan controlar los procesos electorales, tener el control económico, el control militar, el de la oposición política y el de la socialización cultural, la educación, esto es, necesitan el control del Poder Interno.
De esta manera el sufragio no será para elegir gobernantes, si no para tomar otro tipo de decisiones, y como esto sería cada vez más local, habría mayor oportunidad para manipular estas elecciones. He aquí a la democracia socialista del siglo XXI. También quedaría destruido el constitucionalismo que consideran refuerza la “supremacía capitalista”
Al “radicalizar la democracia” de esta manera, cambia su primitiva filosofía, que les dictaba que el socialismo nacería como un estadio superior al capitalismo, esto es, cuando se supera al capitalismo, surge el socialismo, única vía al comunismo.
Ahora el concepto para a que debe haber mejoras paulatinas del capitalismo, con lo que se alejan del concepto revolucionario de Lenín, y son estas mejoras las que paulatinamente desembocan en la “democracia socialista”, que es la nueva vía al comunismo.
Finalmente el revisionismo se convirtió en una forma de revolución, y de paso se convierten en entes activos porque participan en entes activos de los cambios paulatinos del capitalismo engañando a los medios privados de producción, el enemigo fundamental, participando de los procesos y beneficios del mercado. En conclusión, el socialismo, parafraseando a Lenín, sería una etapa superior del populismo.
Como podemos ver, los antecedentes marxistas no pierden vigencia, simplemente han modificado “un poco” el proceso creando una maquinaria constante y continua. El proceso es un poco más lento, pero siempre es revolucionario. Por eso este gobierno ha hecho “poco”, ha respetado a la propiedad privada… por ahora, con lo que se pierde el miedo a sus cambios.
En este momento, a esta hora, El Salvador nuevamente está sufriendo un ATAQUE A LA DEMOCRACIA para alcanzar la utopía.
Eduardo, tu análisis es muy bueno y bien certero al percibir, visualizar y presentar el proceso lento; pero seguro de esa maquina Comunista, en la que como una buena ave de rapin~a han aprendido a disfrazarse de aves de bien...
ResponderEliminarEs encandilaste para mi escuchar Ciudadanos Salvadoreños, tradicionalmente Anti-Comunistas... considerando que el trabajo del actual presidente, no a sido tan desastroso, "porque a respetado la propiedad privada" y hacen comentarios como: un"Socialismo Suave" no seria tan malo en El Salvador"...Fallan al no ver que: No existe tal estado utópico. Lo que Funes esta haciendo es lo que todo pretendiente feo con paciencia hace... "Mi Amor, solo la puntita, si no te va a pasar nada, te lo juro... la puntita mi Amor, vas a ver que te va a gustar... y despues hasta me vas a pedir mas... NO SE PORQUE NOSOTROS SOMOS TAN FÁCILES DE ENGANAR... Pueblo Salvadoreno "DESPIERTA"...