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Un editorial de hace 50 años sigue siendo actual


El Diario de Hoy del 11 de marzo de 1962 publicó una página sobre los médicos de El Salvador, y su editorial de la fecha fue titulado “Que es un médico”. Ha pasado medio siglo y sigue siendo de actualidad.
Dicho editorial es el siguiente:

"QUE ES UN MEDICO

Definido en los términos más simples, un médico es el individuo que después de estudios y adiestramiento sistemáticos y convenientes en un centro de enseñanza acreditado, es facultado por los organismos competentes para diagnosticar y tratar las enfermedades de sus semejantes.
“No hay mayor oportunidad, responsabilidad u obligación, que la que puede recaer sobre ese número considerable de seres humanos que se hacen médicos. En el cuidado del paciente el médico necesita habilitar técnica, conocimiento científico y comprensión humana. Aquel que use estos elementos con coraje, humildad y discernimiento, prestará un servicio único a sus prójimos y estructurará un carácter recio dentro de si mismo. El médico no debe pedir a su destino nada más que esto y jamás habrá de contentarse con menos”. (Harrison)
¡Cuan hermosa y edificante suenan las anteriores palabras! Conocimiento, comprensión, firmeza de espíritu, caridad, humanidad. ¡Bellas y edificantes!
Pero, no obstante los médicos no son ángeles, ni siquiera santos, sino hombres como todos los demás, sujetos a las realidades de la tierra, las necesidades que impone la diaria subsistencia, el mandamiento bíblico de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. ¡He aquí el drama! Y tanto peor que no es la bondad ni el altruismo lo que más caracteriza el mundo en que vivimos. ¿Quién le da a quien algo por nada? ¿Pueden acaso los médicos mantenerse del aire?
Por lo demás, como en cualesquiera otros grupos formados por hombres, entre los médicos se dan toda clase de temperamentos, de tendencias, de ideologías y demás. Entre ellos tienen que haber al igual que entre los abogados, los sacerdotes, los ingenieros, los militares, los albañiles, los comerciantes, los científicos, etc., altruistas, apocados, ambiciosos, inteligentes, buenos, indiferentes, caritativos, dedicados, estudiosos, audaces, sabios y tanto cuanto puede caber dentro de los términos humanos.
Nos habríamos abstenido totalmente de hacer consideraciones sobre este tema tan difícil de tratar, si no estuviéramos plena y absolutamente convencidos de la buena índole de la gran mayoría de los médicos igual que de la buena índole de la mayoría de los hombres en general.
Creemos firmemente que ésta es la verdad y que las críticas que eventualmente se hacen contra de los médicos, tomados en lo general, no son justas y lejos de beneficiar a nadie, perjudican el buen entendimiento entre los facultativos y sus pacientes. Cualquier imputación debe hacerse directamente a quien cometa algo incorrecto. Eso es lo honrado y por demás saludable."

El editorial es sumamente aleccionador y actual. Primero define de manera técnica y moral de lo que es un médico. Se demuestra que son personas sumamente preparadas y reconocidas por una entidad responsable. Las profesiones relacionadas con la salud son incluso orgánicamente de orden constitucional.
A continuación se humaniza a los médicos y se acepta que pueden tener todas las grandezas y bajezas de un ser humano. Luego define que son seres con necesidades normales y que por medio del ejercicio libre de su profesión debe resolver. Esto es, en otras palabras, los médicos deben ganarse la vida por su profesión.
Finalmente se expresa algo importante. Hay médicos que han cometido errores, sea en el ejercicio de la profesión o en otros ámbitos, pero eso no significa que sean todos los culpables, incluso la recién aprobada Ley de Medicamentos establece que uno de los factores del encarecimiento de los medicamentos es la conducta poco ética del gremio médico. Una cosa es que existan médicos sin éticas, que los existen, y otra que el gremio médico sea antiético.
Definitivamente los médicos deben tener una buena preparación, deben ganar dinero en el ejercicio de su profesión, lo que no ocurre institucionalmente y finalmente, no debe hacerse responsable a todo un gremio por la conducta de pocos.

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