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Ese problema llamado democracia


Una democracia es una forma de gobierno que nos permite apartar del poder de manera pacífica a quienes no gobiernan bien. Eso convierte a la democracia en un problema para esos malos gobernantes para quienes su mayor aspiración no es la de desarrollar al país que gobiernan, sino, aprovecharse de la democracia.

La democracia también tiene la virtud de definir las reglas del juego político haciendo que los derechos de cada uno sea respetado, es el régimen del imperio de la mayoría, pero al mismo tiempo protege los derechos de las minorías. Esto convierte en problema a la democracia para quienes se consideran a sí mismos, como los representantes de la mayoría, “el pueblo”.

La democracia es problema a los que tienen espíritu totalitario, puesto que la marca básica de la democracia es la incertidumbre; en una democracia se impide el surgimiento de los ganadores empedernidos, aquellos que siempre ganan y lo obtienen todo, y es problema para ellos porque en democracia no existe un actor político, social o económico que esté por encima del riesgo de perder, si existiera ese actor, no habría democracia, y el totalitario siempre quiere ganar.

En democracia no se puede ganar siempre, y el que pierde no lo pierde todo. Un régimen así se convierte en un problema para el que lo quiere controlar todo y siempre.

La democracia, además de tener enemigos que la consideran un problema, por la misma incertidumbre por las dificultades para decidir, es muy frágil y esto permite que se incuben en su seno sus adversarios. El totalitarismo no tiene incertidumbres ni dificultades para decidir.

Cuando la democracia fracasa surge el populismo, este no es una conspiración contra la democracia, es una consecuencia de su fracaso, el populismo progresa donde la democracia no ofrece resultados. La democracia fracasa cuando es incapaz de atender directa y ágilmente las demandas colectivas. 

Dicho lo anterior, tampoco es cierto que un buen totalitarismo es mejor que una imperfecta democracia, esta puede corregirse dentro de la democracia misma, y el totalitarismo, no puede corregirse. 

El populista confunde a la democracia con elecciones, y confunde a la gente haciéndole creer que el gobierno populista es el absoluto “solucionador de todo”.

En democracia surge el concepto de pluralismo asociativo que va más allá que significar tolerancia a las ideas diferentes, es el reconocimiento y el respeto a la existencia de diversos intereses, diversas organizaciones, varias estructuras sociales, muchos valores y comportamientos que confluyen en el juego del poder político.

Por eso la Democracia es más que una forma de convivencia de diversas visiones de la realidad social; democracia es más que la simple existencia de muchos partidos políticos. El pluralismo asociativo es una forma de generar un movimiento de interacciones locales donde una persona puede relacionarse con otras para fines políticos, con otras para compartir una diversión, y luego con otras para resolver problemas. En un país pueden haber pocos partidos políticos y aun así existir pluralismo asociativo.

Por eso, cuando no se resuelven los problemas y no se permite el pluralismo asociativo surge el populismo, símbolo de un “nosotros” que se planta ante el poder. El populismo se arraiga donde las personas que quieren agua, no tienen agua; donde las escuelas no tienen pizarrones ni maestros que entreguen una educación de calidad, donde las personas se sienten inseguros, donde no tienen empleo, donde no tienen… lo que forma una cadena de frustraciones que simplifica el escenario político cuando la gente comienza a pensar “tenemos muchas diferencias entre nosotros, pero las frustraciones son las mismas, y el culpable es este sistema democrático que no responde a nuestros derechos, entonces debemos aparecer como un ente homogéneo y combatirlo”, y este ente, fácilmente podrá apoyar a un caudillo que se convierte en el “vocero del pueblo”, quien dice a la clase política democrática, “nosotros contra ustedes y su incapacidad”. Al principio, en El Salvador las redes sociales se convirtieron, en "vocero", y surgieron movimientos sociales en busca del caudillo, y lo encontraron y lo convirtieron en presidente, uno lleno de complejos y frustraciones, votado por quienes están llenos de complejos y frustraciones, y en fin, que se aprovechó de una oposición ausente llena de frustraciones que olvidaron que con o sin democracia, siempre hay política y abrieron la puerta a la mala política.

Olvidamos que por su incertidumbre, la democracia debe ser un ámbito de frustración para la clase política, no para el resto de la sociedad.

El actual gobierno, así como los enemigos internos e externos de la democracia han encontrado que su punto débil son las mismas instituciones democráticas, han descubierto que si son controladas por una persona o sector, este va a dominar toda la democracia y destruirla. Es por eso que los enemigos de la democracia generan y explotan los conflictos de las instituciones democráticas.

La democracia es sumamente exigente con sus liderazgos, puesto que si bien son necesarios deben ser excelentes, pero en un régimen autoritario se puede tener un idiota a la cabeza va a funcionar, un régimen democrático, por el contrario requiere de un gran talento por parte de la clase política, es por eso que la democracia es más exigente.

Por otra parte, los ciudadanos no debemos pedir de más a la democracia, no podemos pedirle que nos haga felices, que nos brinde prosperidad inmediata, que nos de igualdad social automática. La sociedad debe ser moderada con sus expectativas, pues una forma de cuidar a la democracia es cuidar lo que pedimos de ella. Es necesario que se le pidan cosas, pero no tantas que se conviertan en una barrera de frustraciones.

También debemos dejar de pensar que aquello que no tiene rédito en la próxima campaña electoral no tiene sentido político. Esto nos hace cortoplacistas y nos bloquea el futuro.

Finalmente, es necesario estar siempre conscientes de los problemas intrínsecos a la democracia para que no sean explotados por sus enemigos externos e internos, la democracia puede ser su propio problema, pero también su propia solucion, no debemos olvidar que, como dijo Winston Churchill, «La democracia es el menos malo de los sistemas políticos».

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